By Lorena Retama
Founder Center for Cultural Transformation and Leadership. Speaker Internacional&Consultora&Coach Senior&Formadora&Docente Postgrado
April 9, 2025
Durante décadas, el funcionamiento de las organizaciones ha estado anclado en el paradigma de la obediencia: estructuras jerárquicas, centralización de decisiones y una cultura que privilegia el cumplimiento por sobre la participación activa. Este modelo, si bien eficiente en contextos de estabilidad, se vuelve obsoleto frente a la complejidad, la incertidumbre y la necesidad de adaptación constante que define al presente.
Hoy transitamos hacia una nueva era: la era de la colaboración. Este cambio no se limita a una estrategia organizacional, sino que implica una transformación profunda del modo en que nos relacionamos, lideramos y co-creamos en las empresas. La colaboración es una dinámica relacional que nace de la confianza, se sostiene en el respeto mutuo y florece en un entorno de seguridad emocional y propósito compartido.
Fred Kofman, en «Empresa Consciente: Cómo crear valor a través de los valores», propone que una organización verdaderamente consciente es aquella que reconoce el valor intrínseco de las personas, más allá de su función productiva. En estas organizaciones, la confianza no es un recurso limitado, sino una elección cotidiana que impulsa el compromiso, la creatividad y la sostenibilidad. Pero, ¿Cómo pueden las empresas transitar con éxito este cambio de paradigma hacia una cultura verdaderamente colaborativa?
El salto de consciencia del liderazgo
Comprender este cambio implica reconocer que la colaboración requiere un salto en el nivel de consciencia. Los líderes ya no son figuras de autoridad que dirigen desde el miedo o el control, sino facilitadores del desarrollo humano y colectivo y generadores de relaciones que conservan la confianza y la honestidad como valores fundamentales.
Este cambio implica un abandono de viejos paradigmas y la incorporación de nuevos compromisos. En Los 15 compromisos del liderazgo consciente, Dethmer, Chapman y Klemp describen un liderazgo que se cultiva desde la autoobservación, la honestidad radical, la escucha profunda y la responsabilidad personal. No se trata de acumular conocimientos, sino de encarnar nuevas formas de ser y estar en el trabajo.
Brené Brown, en «Atrévete a liderar», lo resume con claridad: el liderazgo valiente se construye desde la vulnerabilidad, la autenticidad y el coraje emocional. Liderar es atreverse a mostrarse, a sostener conversaciones difíciles y a actuar con integridad, incluso cuando no es lo más cómodo.
En la actualidad, seguimos enfrentándonos a una creciente desigualdad en materia de competencias, lo que conduce a una mayor desigualdad de ingresos y a la posibilidad de que los miembros de la comunidad se queden atrás. La encuesta Global Workforce Hopes and Fears Survey 2023, de PwC, puso de manifiesto esta situación:
«El 60% de los trabajadores con formación especializada afirma tener una idea clara de cómo cambiarán las competencias necesarias para realizar su trabajo en los próximos cinco años, frente a sólo el 20% de aquellos cuyos empleos no requieren formación especializada».
Para lograr esta transformación, las organizaciones deben desarrollar ciertas competencias esenciales. Estas no solo permiten operar de forma más eficiente en entornos complejos, sino que también sostienen la cultura de confianza que habilita la colaboración genuina:
- Escucha activa y empática: va más allá de simplemente oír. Implica estar presente, sin juicios, reconociendo las emociones y perspectivas del otro. Esta práctica abre espacios de comprensión profunda y conexión auténtica entre las personas.
- Gestión emocional: liderar conscientemente requiere cultivar la capacidad de observar y regular las propias emociones, especialmente en momentos de tensión o incertidumbre. Esta habilidad permite sostener la calma y el foco, siendo un ancla para los equipos.
- Inspiración desde el ejemplo: el liderazgo consciente se vive desde la coherencia. Cuando las personas ven a sus líderes actuar con integridad, alineados con sus valores, se genera confianza y se moviliza el compromiso colectivo desde la autenticidad.
- Participación genuina: promover entornos donde todas las voces son escuchadas y tenidas en cuenta en la toma de decisiones. Esto no solo fortalece el sentido de pertenencia, sino que enriquece la calidad de las soluciones a través de la diversidad de miradas.
- Conciencia sistémica: comprender que cada acción o decisión tiene impactos en el sistema organizacional. Esta mirada amplía la responsabilidad del liderazgo y fomenta decisiones más sostenibles y alineadas con el propósito.
Estas habilidades, más que herramientas técnicas, son capacidades profundamente humanas que se desarrollan a través de la práctica constante, el espacio para la reflexión y el acompañamiento consciente. Son el corazón de una cultura organizacional basada en la confianza, la apertura y el crecimiento compartido.
¿Qué son las prácticas de gestión para la sostenibilidad?
La sostenibilidad organizacional no se logra solo con buenos resultados financieros, sino con culturas que cuidan los criterios ESG (Environmental, Social and Governance), conjunto de estándares que evalúan el desempeño de una empresa en términos de sostenibilidad. Para que la transformación hacia una organización consciente sea genuina y sostenible en el tiempo, es necesario implementar prácticas de gestión coherentes con esta filosofía.
Las prácticas son semillas de transformación. No se implantan desde una fórmula estandarizada, sino que se cultivan desde la coherencia, el compromiso y la convicción de que las personas son el centro del sistema. Solo así una organización puede sostenerse en el tiempo, adaptarse con agilidad y evolucionar con sentido
¿Qué decía Maturana sobre el liderazgo y las organizaciones?
Humberto Maturana propuso una mirada revolucionaria sobre el liderazgo desde la Biología del Conocer y la Biología del Amar. Para él, las organizaciones son sistemas vivos que se sostienen en las emociones, el lenguaje y la convivencia.
- El liderazgo no autoritario: Maturana criticaba el modelo tradicional basado en la obediencia. Para él, la verdadera autoridad surge del reconocimiento mutuo. «No hay colaboración donde hay obediencia. La colaboración surge en el espacio del respeto.»
- Colaboración como acto emocional: La colaboración no es solo una decisión racional, sino una elección emocional de reconocimiento del otro como legítimo. «El consenso es una construcción amorosa: ocurre cuando nos escuchamos con respeto, sin querer imponer nuestras verdades.»
- Transformar el lenguaje en acción: «Vivimos en redes de conversaciones», decía Maturana. Por ello, transformar una organización es transformar las conversaciones, las emociones y las prácticas que la sostienen. Esto exige liderazgos que faciliten el encuentro, el disenso creativo y la co-creación.
La decisión de transformar conscientemente
En definitiva, la transición de la obediencia a la confianza requiere algo más que una nueva metodología: requiere una decisión profunda y personal y un nivel de conciencia distinto. La transformación consciente no se decreta desde la dirección, sino que se construye día a día, en cada interacción, desde el compromiso con el propio aprendizaje y el deseo de crear organizaciones más humanas. Es un compromiso de todos los integrantes de una empresa.
No basta con hablar de confianza, respeto o colaboración. Es necesario encarnarlos, volverlos práctica viva y cotidiana. Solo así podremos construir entornos donde las personas no solo trabajen, sino que florezcan.
Como recordaba Nelson Mandela al referirse a la filosofía africana «Ubuntu», que significa «yo soy porque tú eres», el verdadero liderazgo consciente reconoce que todos estamos interconectados e interdependientes. Sin ese sentido de comunidad, respeto mutuo y propósito compartido, perdemos algo esencial de nuestra humanidad. Ubuntu encarna el espíritu de la colaboración basada en la confianza: no hay liderazgo sin comunidad, ni transformación sin vínculo. En este tránsito de la obediencia a la confianza, recuperar esta conciencia es más que una aspiración: es una necesidad urgente.
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