By Lorena Retamal, Founder Center for Cultural Transformation and Leadership. Speaker Internacional&Consultora&Coach Senior&Formadora&Docente Postgrado
April 2, 2025
La transformación laboral que estamos viviendo trae consigo grandes desafíos. El avance tecnológico, la automatización y los cambios en las estructuras organizacionales han generado un entorno dinámico y en constante evolución. Esta realidad exige nuevas habilidades, mayor flexibilidad y una mentalidad abierta al cambio. Sin embargo, la rapidez con la que se producen estas transformaciones también ha aumentado los niveles de incertidumbre y ansiedad en los trabajadores.
En este contexto de cambio acelerado, el estrés se ha convertido en un fenómeno común. La falta de certeza sobre el futuro profesional, el miedo a la obsolescencia y la presión por adaptarse a nuevas demandas pueden generar una sensación de agotamiento y desorientación. Pero, ¿Cuáles son las causas profundas del estrés y cómo podemos gestionarlo para prosperar en este nuevo escenario? Comprender estos factores es clave para desarrollar estrategias de adaptación efectivas y transformar la incertidumbre en una oportunidad de crecimiento.
Las causas del estrés: entre el apego y las expectativas
El estrés no surge de la nada. Tiene raíces profundas en nuestra manera de relacionarnos con el mundo. Desde la psicología, se entiende que el estrés es una respuesta del organismo ante situaciones percibidas como amenazantes o desafiantes. Uno de los factores clave es el apego, es decir, la resistencia al cambio y la necesidad de que las cosas sean como esperamos. Estamos acostumbrados a vivir en un mundo de expectativas, lo que nos lleva a sentir ansiedad cuando la realidad no se ajusta a ellas.
“Una profecía que se autocumple es una suposición o predicción que, por la sola razón de haberse hecho, convierte en realidad el suceso supuesto, esperado o profetizado y de esta manera confirma su propia ‘exactitud’”. Paul Watzlawick – filósofo y psicólogo austríaco, fue uno de los principales autores de la teoría de la comunicación humana y del constructivismo radical.
Además, el estrés se intensifica en contextos de incertidumbre, como el que estamos viviendo en el mercado laboral. En este entorno de transformación, muchas personas sienten que no cuentan con los recursos suficientes para enfrentar los nuevos desafíos. Esta sensación de carencia activa el miedo, una emoción que nos paraliza y refuerza la desconfianza en nuestras propias capacidades y en el mundo que nos rodea.
Según datos del INE, un 40% de los trabajadores y más de la mitad de los empresarios confiesan sufrir estrés, que causa, junto con la ansiedad, el 30% de las bajas laborales en España. Lo más irónico es que los trabajadores estresados son un 60% menos productivos que quienes gozan de bienestar emocional. Nos estresamos para ser más productivos y al final conseguimos todo lo contrario.
Por todo esto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha decidido introducir definitivamente en su Clasificación Internacional de Enfermedades el desgaste profesional, conocido popularmente como el ‘síndrome del trabajador quemado´, o ‘burnout’ en inglés, que resulta del estrés crónico y agotamiento en el lugar de trabajo.
Desde la psicología cognitiva, se ha demostrado que el estrés se genera cuando la percepción de una demanda externa excede la percepción de nuestras propias capacidades para afrontarla. Richard Lazarus y Susan Folkman, en su teoría del afrontamiento, explican que el estrés es el resultado de la evaluación que hacemos sobre la situación y nuestros recursos para responder a ella. Cuando creemos que no tenemos los recursos adecuados, el estrés se intensifica.
Un estudio titulado Carga Mental de Trabajo: Relación con Satisfacción y Apego al Lugar de Trabajo, realizado por Cristina María Santiago Cabrera (2018), evaluó la carga mental de trabajo y su relación con la satisfacción laboral y el apego en una muestra de 99 trabajadores. Se encontró que los trabajadores con mayores niveles de tensión mental tendían a presentar estilos de apego evitativo o ansioso en su entorno laboral. Además, se observó que las altas demandas cognitivas y emocionales pueden influir en la satisfacción laboral. Estos hallazgos refuerzan la idea de que la percepción de carga laboral y la forma en que nos vinculamos con el trabajo pueden ser fuentes significativas de estrés. Si no gestionamos correctamente nuestras expectativas y miedos, el estrés puede convertirse en un obstáculo para la adaptación laboral.
En su libro Burnout: El secreto para romper el ciclo del estrés, Emily y Amelia Nagoski explican que el estrés no solo se genera por factores externos, sino también por la incapacidad de completar el ciclo del estrés. Es decir, si no aprendemos a gestionar nuestras emociones, el estrés se acumula y nos afecta física y mentalmente. La clave, según ellas, es reconocer nuestras emociones, permitirnos sentirlas y luego canalizarlas de forma saludable.
“Porque prácticamente todo, las expectativas de los demás, el orgullo, el miedo al ridículo o al fracaso se desvanece frente a la muerte, dejando solo lo que es verdaderamente importante. Recordar que vas a morir es la mejor forma que conozco de evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder. Ya estás desnudo. No hay razón para no seguir tu corazón”. Steve Jobs
Del control a la colaboración: un cambio de paradigma
Estamos transitando de la era de la obediencia a la era de la colaboración, como se desprende de las ideas de Humberto Maturana. En el pasado, el control y la estructura jerárquica dominaban el mercado laboral. Sin embargo, en la actualidad, el trabajo colaborativo, la flexibilidad y la capacidad de aprendizaje son esenciales para la adaptación.
Maturana plantea que las estructuras sociales y organizacionales históricamente han estado marcadas por un paradigma de control basado en la obediencia y la jerarquía. Esta estructura, rígida y mecanicista, dictaba cómo debían actuar las personas en función de las decisiones de una autoridad. Sin embargo, en el contexto actual, estamos viviendo un cambio de paradigma hacia la colaboración, donde la autonomía, el trabajo en equipo y el aprendizaje colectivo juegan un papel crucial. Este enfoque permite una mayor flexibilidad y adaptabilidad frente a la transformación constante del entorno laboral.
En este nuevo paradigma, la confianza es fundamental. En lugar de depender del control y la previsibilidad, las organizaciones deben fomentar relaciones basadas en el reconocimiento mutuo y el apoyo recíproco. Maturana subraya que para avanzar en este sentido, es necesario recuperar la confianza en la capacidad de aprendizaje y adaptación de los individuos, lo que a su vez fomenta una mayor resiliencia frente a los desafíos del entorno laboral.
En Minimalismo digital, Cal Newport propone reducir el ruido y la sobrecarga informativa para enfocarnos en lo que realmente importa. Pero, ¿Qué es lo que realmente importa? En el contexto laboral, esto significa identificar nuestras prioridades, evitar distracciones innecesarias y concentrarnos en aquellas acciones que generan valor real. Reducir la dependencia de expectativas irreales y enfocarnos en lo esencial nos ayudará a transitar mejor la transformación laboral, promoviendo una mayor claridad y bienestar.
¿Cómo volver a lo esencial?
Para transitar con éxito la transformación laboral y reducir el estrés, es clave volver a lo esencial. Esto implica:
- Reducir el ruido y enfocarnos en prioridades: Inspirados en Minimalismo digital, podemos simplificar nuestras tareas diarias, evitar distracciones innecesarias y enfocarnos en lo que realmente aporta valor en nuestro trabajo y vida personal.
- Alinear nuestro trabajo con nuestro propósito: Como señala el concepto de Ikigai, identificar aquellas actividades que combinan nuestras habilidades, pasiones y necesidades del mundo nos permite encontrar mayor sentido en lo que hacemos y adaptarnos con menos resistencia.
- Recuperar la confianza en nuestra capacidad de aprendizaje: En lugar de depender de estructuras externas para sentir seguridad, debemos desarrollar la capacidad de aprender continuamente y confiar en nuestra propia evolución. Esto nos permitirá gestionar el cambio con mayor tranquilidad y menos ansiedad.
La clave: decidir aprender
La diferencia entre quienes prosperan en la transformación laboral y quienes quedan rezagados radica en una decisión fundamental: hacerse cargo del aprendizaje. La adaptabilidad ya no es una opción, sino una necesidad.
Estudios muestran que un porcentaje significativo de profesionales no toma la iniciativa de actualizar sus conocimientos. La falta de educación continua y desarrollo de nuevas habilidades puede llevar a la obsolescencia laboral. Las razones para no asumir este compromiso son diversas: miedo al cambio, falta de confianza en la propia capacidad de aprendizaje, o incluso la negación de la necesidad de transformarse.
En La ventaja de la felicidad, Shawn Achor argumenta que el aprendizaje y el crecimiento están profundamente vinculados con la felicidad y el éxito. Aquellos que deciden aprender constantemente no solo prosperan profesionalmente, sino que también experimentan mayor satisfacción y bienestar.
Asimismo, el concepto japonés de Ikigai, explicado por Héctor García y Francesc Miralles, resalta la importancia de encontrar un propósito que motive nuestro crecimiento. Aplicado al mundo laboral, esto implica que, si alineamos nuestra profesión con nuestro propósito, la adaptación se vuelve más fluida y menos estresante.
El estrés laboral no es solo una consecuencia de los cambios en el mercado, sino una señal de que es momento de evolucionar. Comprender que estamos en una transición de la era del control a la era de la colaboración nos permite gestionar mejor nuestras expectativas y recuperar la confianza en nuestra capacidad de aprender y adaptarnos.
El estudio de Santiago Cabrera refuerza que nuestra relación con el trabajo, el apego y las expectativas juegan un papel clave en la forma en que experimentamos el estrés. Si comprendemos estos factores y decidimos hacernos cargo de nuestro aprendizaje, podemos transformar el estrés en una oportunidad de crecimiento.
La pregunta clave es: ¿decides hacerte cargo de tu transformación laboral o prefieres quedarte atrapado en el miedo? La adaptabilidad es la nueva ventaja competitiva, y el aprendizaje continuo es el puente que nos permite cruzar del estrés a la prosperidad.
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