Organizaciones plásticas: Cómo liderar la transformación en la era digital
Founder Center for Cultural Transformation and Leadership. Speaker Internacional&Consultora&Coach Senior&Formadora&Docente Postgrado
March 12, 2025
En la era digital, las organizaciones se encuentran inmersas en un entorno caracterizado por una complejidad creciente y una transformación constante. Las fuerzas externas, como los avances tecnológicos, las nuevas demandas de los consumidores y las fluctuaciones del mercado, están moldeando el panorama empresarial de manera más rápida y profunda que nunca. En este contexto, cada uno de los componentes clave de una organización, desde las personas, los procesos, hasta la estrategia y el propósito, está en un proceso de cambio constante y evolución. Las interacciones entre estos elementos ya no son estáticas, sino que evolucionan continuamente, generando nuevas dinámicas y desafíos.
Este entorno de cambio perpetuo no solo exige una visión flexible y adaptativa, sino también una nueva forma de liderazgo. Los líderes deben ser capaces de gestionar y dirigir estas organizaciones en tiempos de incertidumbre, siendo más resilientes, innovadores y ágiles. La capacidad de adaptarse rápidamente, aprender de los errores y ajustar las estrategias según las condiciones cambiantes se convierte en un requisito esencial. Aquí es donde el concepto de plasticidad conductual cobra relevancia. Este concepto, que se refiere a la habilidad de las organizaciones y sus miembros para modificar y ajustar sus comportamientos y estructuras en respuesta a nuevas demandas o desafíos en bienestar, emerge como una capacidad clave para sobrevivir y prosperar en un entorno en constante transformación.
La plasticidad conductual ocurre cuando un organismo cambia estructuralmente en respuesta a su interacción con el ambiente, pero estos cambios son determinados internamente, en función de la estructura y organización del organismo en ese momento, y no simplemente por estímulos externos.
Los pilares de la plasticidad organizacional
- Personas: El acoplamiento estructural del talento humano es clave. Es necesario fomentar una cultura de aprendizaje continuo y experimentación.
- Procesos: La digitalización y la automatización pueden mejorar la eficiencia, pero requieren un nuevo nivel de conciencia y gestión del cambio.
- Estrategia: En un mundo cambiante, las estrategias deben ser iterativas y revisarse constantemente.
- Propósito: Un norte claro ayuda a alinear a la organización y dar coherencia a la transformación.
- Stakeholders: Es fundamental considerar a todos los actores involucrados en el ecosistema organizacional para garantizar la sostenibilidad del cambio.
“En un mundo hiperconectado, el poder ya no es solo dominio de grandes instituciones, sino de quienes saben tejer redes efectivas.” – El tablero de ajedrez y la web» – Anne-Marie Slaughter.
Neurociencia y adaptación organizacional
Desde una perspectiva neurocientífica, la plasticidad conductual se logra a través de la incorporación de nuevas prácticas que generan distintos circuitos neuronales. La recursividad de estos nuevos hábitos fortalece conexiones sinápticas, permitiendo que la organización y sus miembros operen de una manera más flexible y efectiva.
Impacto de la tecnología en la plasticidad conductual
A lo largo de la historia, el cerebro humano ha demostrado una capacidad inigualable para adaptarse a los estímulos del entorno. Hoy en día, el avance tecnológico ha transformado profundamente nuestra forma de percibir el mundo, aprender y relacionarnos. La proliferación de la realidad virtual, los videojuegos en 4D, internet y las redes sociales ha reconfigurado nuestra identidad individual y colectiva. En especial, los nativos digitales han crecido en un ecosistema donde la interacción con la tecnología es constante, modificando su manera de procesar la información y tomar decisiones.
Sin embargo, múltiples investigaciones han alertado sobre las implicaciones del uso excesivo de la tecnología, evidenciando efectos en la concentración, el aprendizaje y el sueño. En este contexto, la reeducación del cerebro se vuelve una necesidad para mitigar los impactos negativos y aprovechar los beneficios de la transformación digital de manera equilibrada.
«La tecnología no solo cambia lo que hacemos, sino también cómo pensamos. Moldea nuestros hábitos mentales y altera nuestra capacidad de concentración, memoria y aprendizaje.» – Nicholas Carr, autor de Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?.
La maleabilidad del cerebro y las interfaces cerebro-máquina
Un estudio llevado a cabo por más de 30 instituciones médico-científicas ha demostrado la increíble capacidad de adaptación del cerebro. La investigación analizó la plasticidad neuronal y la producción de proteínas específicas asociadas con la flexibilidad cognitiva ante cambios significativos en la estructura neuronal. Un ejemplo destacado es la capacidad del cerebro de personas con pérdida auditiva adquirida, que reorganiza sus funciones para procesar el tacto y la visión en la región cortical previamente destinada al procesamiento auditivo.
En paralelo, el desarrollo de interfaces cerebro-máquina representa una de las innovaciones más disruptivas en el campo de la neurociencia aplicada. Estas tecnologías permiten la comunicación directa entre el cerebro y dispositivos externos sin necesidad de actividad motora. Como explica el neurólogo Facundo Manes en su libro El cerebro del futuro, este avance tiene el potencial de restaurar funciones motoras en personas con parálisis, traduciendo las ondas cerebrales en comandos que controlan prótesis o sistemas digitales en tiempo real. Este tipo de innovaciones ejemplifica cómo la plasticidad conductual, combinada con la tecnología, puede ampliar las capacidades humanas y redefinir el concepto de adaptación en la era digital.
«La plasticidad organizacional es, entonces, la capacidad emergente de una organización de sostener el cumplimiento de su propósito y creación de valor en entornos altamente turbulentos e impredecibles.» – CCTL GROUP.
El informe «Tendencias Globales de Talento 2024-2025» de Mercer destaca la importancia de la adaptabilidad y la agilidad como competencias esenciales en las organizaciones modernas. Según Mercer, la transformación digital y los cambios en la dinámica social requieren que las empresas adopten una cultura organizacional flexible, capaz de ajustarse a los nuevos desafíos del mercado.
Mercer enfatiza que la capacidad de adaptación no solo depende de la tecnología, sino también de la construcción de culturas organizacionales resilientes que fomenten la confianza, la equidad y la colaboración. Además, el informe subraya que las organizaciones que integran estos valores pueden liberar el potencial de sus empleados y mejorar su competitividad en un entorno de constante evolución.
La perspectiva de CCTL Group sobre la plasticidad conductual
CCTL Group considera que la plasticidad conductual es un factor clave en la transformación humana y organizacional. Desde su enfoque, las empresas deben adoptar modelos de liderazgo estratégico colaborativo que fomenten la experimentación, la innovación continua y la creación de entornos colaborativos. Según CCTL Group, una organización plástica es aquella que promueve la autonomía de sus equipos y se reinventa constantemente para responder a los desafíos del mercado con agilidad y eficacia.
En un mundo marcado por la incertidumbre y el cambio constante, la plasticidad conductual se convierte en una competencia esencial para los ejecutivos que buscan liderar la transformación digital. La capacidad de adaptación no solo radica en la incorporación de nuevas tecnologías, sino en la reconfiguración de las estructuras, procesos y estrategias que permitan a las empresas evolucionar sin perder su identidad.
Desde la neurociencia hasta la gestión organizacional, los estudios demuestran que la flexibilidad y el aprendizaje continuo son clave para afrontar los desafíos del futuro. Conceptos como el acoplamiento estructural y la deriva natural nos enseñan que la transformación no es un proceso lineal, sino un flujo constante de ajustes que deben estar arraigados en la cultura empresarial.
Las organizaciones plásticas, aquellas que logran integrar la plasticidad conductual en su ADN, no sólo sobreviven en entornos volátiles, sino que prosperan, liderando la innovación y el desarrollo sostenible. La visión de CCTL Group refuerza la importancia de una cultura organizacional flexible, donde la adaptabilidad se convierte en un activo estratégico.
El desafío para los líderes empresariales no es sólo adoptar nuevas tecnologías, sino rediseñar sus organizaciones para que sean capaces de aprender, desaprender y evolucionar de manera continua. En la era digital, la plasticidad no es solo una ventaja competitiva: es una necesidad.
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